Lo primero que tienes que hacer es reconocer los hábitos que son veneno puro para tus ventas. En una hoja, anota con cuál de las siguientes te sientes identificado:
- No creo en mi producto. “Hay mejores productos que el mío e inclusive más baratos.”
- No soy tan buen vendedor. “No nací para las ventas. Lo hago por qué no me queda de otra.”
- Yo no tengo la culpa. “Tengo un territorio malo... los clientes que me asignaron no tienen dinero... ”
- Cancelación de pedidos. “Tenía varias órdenes importantes pero muchos clientes cancelaron, y ahora la estoy pasando muy mal”.
- Miedo a perder el trabajo. “Tengo miedo de quedar desempleado y eso me deprime y me impide vender.”
¿Te suena familiar? Si te identificaste con alguna de las anteriores, estás matando tus ventas. Te explico: cuando uno está en una mala racha, tendemos a presionar a los prospectos o clientes para forzarlos a realizar la compra que tanto necesitamos, en lugar de buscar -- con toda honestidad -- la mejor forma de solucionar sus problemas. ¿Qué sucede entonces? Cuando estás presionado por vender, el cliente lo detecta de manera consciente o inconsciente y simplemente no te compra. Esto se debe a que el 90% de nuestra comunicación es “no verbal”, es decir, se transmite a través de nuestro lenguaje corporal, y en una mala racha, comunicamos desesperación. El resultado: entre más desesperados menos vendemos, y entre menos vendamos más nos desesperamos, cayendo entonces en una espiral negativa.
Sí analizas a profundidad la situación anterior, llegarás a la conclusión correcta: el único culpable de la falta de ventas es uno mismo. Ahora, esto no es totalmente malo, porque también significa que en uno mismo está la solución. Los siguientes 5 puntos me han sacado una y otra vez del bache:
- Regresa a las bases. Obtén tu cuota necesaria de prospectos, repasa de nuevo el manejo de objeciones, y sobre todo, has tus llamadas de seguimiento. Olvídate de echarle la culpa a la empresa, al producto, al mercado o a alguien más. Recuerda: nadie más que tú tiene la culpa y solamente tú tienes la solución.
- Busca una opinión acertada. Habla con una persona respetes por sus resultados en ventas. Muéstrale tu presentación o que te escuche en una llamada telefónica. Haz que te acompañe a un cierre y que sólo se limite a observar. Pídele su opinión. Pregúntale en que cree que puedes mejorar y mantén la mente abierta. Recuerda que lo que estás haciendo de todas maneras no está funcionando. Prueba cosas nuevas.
- Trabaja duro y con disciplina. Trata de llegar 30 minutos antes de tu hora de entrada y planea tus llamadas del día Haz tus llamadas de manera religiosa y no faltes a ninguna de tus citas. Piensa en cinco ideas que te ayuden a encontrar a tus prospectos ideales.
- Aléjate de la gente negativa. Acuérdate que reza el dicho popular: “dime con quién andas y te diré quién eres”. Aléjate de los perdedores, de los deprimidos y de cualquier persona que esté pasando por otra mala racha. Recuerda que la lástima y la miseria son más contagiosas que la peste. En contraposición, acércate a la gente exitosa. Recuerda que los seres humanos aprendemos por imitación, y que mejor que imitando a los que tienen éxito.
- Prepárate para triunfar. Compra un libro de auto ayuda que hable sobre ventas o actitud positiva. Busca artículos al respecto en Internet. Antes de tus citas de cierre, escucha tus canciones favoritas y cárgate de energía. Recuerda que una venta es simplemente una transmisión de emociones de un individuo a otro. Si logras emocionar al cliente, ¡ya vendiste!
Finalmente... la mejor manera para salir de una mala racha es entender que el problema es sólo temporal. Una vez que aceptes este hecho y que realmente te des cuenta de que puedes cambiarlo, las cosas empezarán a recuperarse por si mismas. Recuerda que uno se convierte en lo que quiere ser. Los campeones en ventas tienen éxito con cualquier producto, con cualquier mercado, con crisis o sin ella, y bajo cualquier adversidad. Sólo ten fe en ti mismo y te aseguro que triunfarás, no importa en qué industria.
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