El sector de las franquicias en Latinoamerica, además de ser uno de los menos golpeados por la actual situación económica, es uno de los más atractivos para que los emprendedores inviertan de manera más segura. A pesar de esto, persisten ciertos malentendidos acerca de lo que implica ser un franquiciatario.
Cuidado: si los das por hecho, te estás negando una oportunidad que no sólo puede ser buena desde el punto de vista económico, sino también altamente satisfactoria en lo per-sonal. Por eso, antes de tomar una decisión es importante que conozcas y analices los hechos.
Aquí te presentamos ocho percepciones erróneas que se tienen acerca de este esquema y que te ayudarán a evaluar de manera realista si te conviene adquirir o no una franquicia.
Aquí te presentamos ocho percepciones erróneas que se tienen acerca de este esquema y que te ayudarán a evaluar de manera realista si te conviene adquirir o no una franquicia.
1. Debo encontrar el negocio adecuado para no fracasar. La mayoría de las veces entendemos por “adecuado” aquello en lo que somos buenos. Pero no te limites: define tus habilidades transferibles del mundo corporativo: delegar, administrar, mercadotecnia, etc. Si las tienes para un tipo de negocio, puedes aplicarlas fácilmente en otro.
2. Sólo seré exitoso haciendo algo que amo. Aunque no lo creas, los negocios que se basan en la experiencia del dueño son los que tienen la tasa de fracaso más alta. Tu franquicia es un vehículo para lograr el estilo de vida que estás buscando. Si reduces tus opciones a lo que te resulta familiar o a aquello en lo que destacas, te estás colocando en desventaja al pasar por alto una gran cantidad de posibilidades que quedan fuera de tu área de experiencia.
3. Sabré reconocer una oportunidad en cuanto la vea. Mucha gente quiere enamorarse de su negocio a primera vista. Pero tienes que tomarte el tiempo necesario para conocer los detalles y matices de una oportunidad; sólo así podrás entender su potencial. Simplemente no puedes lograrlo cuando tomas una decisión basándote sólo en las emociones pues lo que sientes hoy, puede no ser lo que sientas mañana.
4. No puedo estar en un negocio del que no sepa nada. Desde luego que puedes. Es natural querer permanecer en tu zona de confort y apegarte a las áreas en las que tienes experiencia. Pero como franquiciante, tu trabajo es dirigir y desarrollar tu negocio, sin importar cuál sea. Recuerda: posees habilidades transferibles. Ésa es tu fortaleza. Puedes con-tratar gente que conozca los detalles. Tu camino al éxito está en involucrarte y aprender el esquema de franquicias -que ya es un ejemplo de buen funcionamiento- y luego usar tus talentos para hacerlo crecer.
5. No hay libertad; la corporación regula todo. Este es uno de los mitos predominantes acerca de tener una franquicia. Pero actualmente hay mucho espacio para el individualismo. El franquiciante “ordena” sólo una cosa: el sistema básico que ya ha probado ser exitoso. Por lo de más, tú estás a cargo. Tú manejas tu negocio. Tú decides a quién contratar o despedir, cómo operar tu local y cómo promoverlo de manera regional. Ten en cuenta que el franquiciante quiere que tengas éxito, porque si no es así, él tampoco lo tendrá. Es una situación ganar-ganar.
6. Las franquicias limitan la creatividad. De nuevo, esto es falso. Las únicas limitaciones que tienes son aquellas que ya han probado ser generadoras de ingresos. Esto incluye uniformes, fórmulas y protocolos: los aspectos básicos que te permiten representar a la marca de modo profesional. Pero depende de ti generar nuevas ideas y propuestas. De hecho, muchas firmas fomentan las sugerencias, porque es de donde obtienen sus mejores ideas. Por ejemplo, a la corporación de McDonald’s no fue a quien se le ocurrió comenzar a vender desayunos; el concepto del McMuffin lo desarrolló un franquiciatario.
7. No tengo suficiente dinero. Claro que te alcanza, en especial si la ves como lo que es: una inversión para tu futuro. La mayoría de las marcas se venden por menos de $1 millón, y algunas otras desde $100,000. Los únicos pagos a la matriz son la cuota de franquicia y el pago de regalías, que se determina según cada caso. Más allá de eso, tus gastos serán los mismos que para cualquier otro negocio: salarios, publicidad, renta, luz, agua, etc. La diferencia es que tienes el apoyo y el entrenamiento del franquiciante, lo cual te ayudará a conseguir tus metas más rápido.
8. Tengo que renunciar a mi empleo para ser franquiciatario. Muchos conceptos y modelos están específicamente diseñados para gente que tiene otro empleo y que desea trabajar medio tiempo para generar ingresos adicionales. De hecho, un gran porcentaje de dueños de franquicias son pasivos y no inversionistas de tiempo completo.
A pesar de sus múltiples bondades, las franquicias no están del todo blindadas contra el fracaso. Pero los malos resultados casi siempre se deben a que el franquiciante se desvía del sistema, cambia los procesos o altera las fórmulas.
A pesar de sus múltiples bondades, las franquicias no están del todo blindadas contra el fracaso. Pero los malos resultados casi siempre se deben a que el franquiciante se desvía del sistema, cambia los procesos o altera las fórmulas.
Recuerda que la clave para el buen funcionamiento y éxito de tu franquicia es que seas consistente, siguiendo al pie de la letra el know how que te proporcionen y llevando un buen control administrativo del negocio.
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